Las exposiciones y premios internacionales de este artista patrio no han mermado un ápice su sentido de pertenencia a la tierra en la que se enroca, en la que se sumerge y desde la que alza, una y otra vez, las manos manchadas de vida para proyectar a través de sus esculturas, su alegría, su vitalismo y su continuo deseo de gritar: ¡Soy mediterráneo!
La obra más reciente de Ribes puede encontrarse hoy a lo largo y ancho de su terreta alicantina, tras haber recorrido con su arte distintas ciudades del mundo y expuesto en las más altas instituciones, como el Parlamento Europeo de Strasburgo, la sala Miró de la UNESCO de París, Madrid, Barcelona,…o Bagdad, donde representó a España en “Art for Humanity”. Ostenta el “Premio al Mejor Artista” en su especialidad, entregado por el Director del Museo del Prado.
Sus ávida y lucífera mirada es un brochazo del azul marino que contempla cada mañana desde la madriguera que habita en la montaña de Aigües, el bello pueblo que le adoptó en su niñez.
