Nacida y criada en Bélgica, Viviane lleva una buena parte de su vida afincada en Madrid. Su primera etapa como artista se desarrolló dentro del lienzo, pero la vitalidad corporal con que adorna cualquier manifestación verbal, delata claramente su necesidad de una tercera dimensión para proyectar su arte.
Sus esculturas figurativas se elongan hacia las alturas hasta conseguir las ansiadas alas con las que surcar nostálgicamente el espacio infinito en la búsqueda de ese mundo perfecto que todos vivimos en algún momento de nuestra existencia. En tan desesperado deseo por alcanzar los dominios del espíritu, algunas de sus figuras mutilan en su despegue los apéndices que nos aferran a la tierra.
En su particular universo aparecen también formas abstractas asociadas al repertorio de sentimientos humanos, desde la angulosa sinuosidad a la aspereza más severa.
Vitalidad y aire son las dos improntas más inmediatas que encontramos al contemplar su obra. Serena belleza y melancolía, al acercarnos a sus trazos.